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27/01/2016
Riesgo País y Estudios Económicos

Nuevas tensiones en el riesgo país para 2016

Nuevas tensiones en el riesgo país para 2016

Tres riesgos a tener en cuenta en 2016: el débil crecimiento, las tensiones políticas y las deudas corporativas de las economías emergentes

  • Economías avanzadas: varios motivos de preocupación, incluyendo la volatilidad de los mercados financieros, el bajo precio del petróleo y la desaceleración de China
  • Países emergentes: además del lento crecimiento, el aumento del endeudamiento de las empresas
  • Aumento de los riesgos políticos que puedan afectar a la confianza empresarial en todas las regiones

Un nuevo año de incertidumbres políticas

En 2016, será necesaria una cautelosa vigilancia de la evolución del riesgo país. En un entorno de débil crecimiento mundial, que será del 2,7% según las previsiones de Coface (tras el 2,5% en 2015), se espera que los riesgos que surgieron en 2015 continúen también este año. Por otra parte, están en primera plana las tensiones políticas, que ganan terreno tanto en los países avanzados como en los emergentes.

Las elecciones en Estados Unidos y, sobre todo, el riesgo que Reino Unido  (dos países avanzados que superaron la zona euro en 2015), abandone la Unión Europea es probable que lastren la confianza empresarial.

En el mundo emergente, las incertidumbres siguen siendo altas en Medio Oriente. El riesgo de terrorismo podría dar lugar a fuertes movimientos nacionalistas. Según el índice de riesgo político de Coface[1], Turquía y Brasil destacan particularmente al respecto, debido a su creciente inestabilidad política entre 2007 y 2015, tras el importante deterioro de su situación económica.

Brasil, cuya crisis política y recesión se espera que continúen en 2016, ha visto su evaluación de riesgo país degradada por segunda vez en menos de un año, situándose en C.

 

 

Países avanzados: recuperación bajo presión

En general, los países avanzados tendrán un crecimiento moderado en 2016, que Coface estima será de un 2%. Las principales preocupaciones incluyen su dependencia de los precios de los productos básicos, la desaceleración china y la volatilidad del mercado financiero.

La tendencia a la baja del precio del barril debería continuar en 2016, debido al superávit continuado de suministro de petróleo - en parte atribuible al retorno de Irán al mercado. Fuertemente afectado por la caída de la inversión en el sector petrolero, como resultado de la disminución de sus ingresos,Canadá, que se situaba en la categoría de riesgo más alta, tiene ahora una evaluación deA2. El continuo descenso de los precios del petróleo ha tenido, sin embargo, un efecto beneficioso sobre los hogares y empresas en algunos países avanzados. A excepción de Japón e Italia, la caída en las facturas de energía ha ayudado a reactivar la inversión empresarial, sobre todo en España y Reino Unido.

Japóntambién se encuentra entre las víctimas potenciales de la que ha resultado ser una desaceleración china mayor de lo esperada, dado que el 18% de sus exportaciones se destinan a este país. El débil crecimiento (estimado en 0,9% para 2016), el riesgo persistente de deflación y el carácter indispensable de la consolidación fiscal, explican la situación de suevaluación A1 bajo vigilancia negativa. La disminución de la demanda y el turismo de China continental continuarán afectando a la actividad en Hong Kong y Taiwán, también bajo vigilancia negativa.

En la eurozona (con un crecimiento del 1,7% previsto para 2016), la situación de las empresas está mejorando gradualmente. Esto se evidencia en las estadísticas de insolvencia deFrancia, Alemania, Italia(un descenso de entre el 3,5% y 5% en los primeros nueve meses de 2015 respecto al mismo periodo de 2014) y, especialmente,España(-26%). El crecimiento de Italiase verá apoyado por la demanda interna, que se beneficiará de la recuperación de la confianza y el progreso en las reformas estructurales. Esto ha llevado a Coface a situar la evaluación de Italia enB bajo vigilancia positiva.

 

 

 

Excesivo endeudamiento de las empresas: un nuevo hándicap para los países emergentes

 

La situación de los países emergentes, donde el crecimiento se ha reducido a la mitad en cinco años (3,9% previsto en 2016), se complica aún más por el creciente endeudamiento de las empresas, afectadas tanto por la caída de los precios de las materias primas como por las políticas monetarias altamente expansivas que siguieron a la crisis de Lehman Brothers . Tan sólo Europa Central resulta indemne en este aspecto.Hungría(cuya evaluación ha mejorado un escalón, aA4) yLetonia(B bajo vigilancia positiva) destacan por su sólido crecimiento, con el apoyo del consumo de los hogares, y por el aumento de las exportaciones a otros países europeos en lugar de a Rusia.

Según los economistas de Coface, las empresas chinas están entre las más endeudadas. Su deuda representa más del 160% del PIB y 60 puntos más que en 2008. Después de China le sigue Turquía (+30 puntos), Brasil (+17 puntos), Rusia (+14 puntos) y Malasia (+11 puntos). Las empresas turcas, que tienen un tercio de su deuda denominada en dólares estadounidenses, están demostrando estar más expuestas a los riesgos cambiarios. El principal rayo de esperanza a medio plazo proviene de la ganancia en competitividad derivada de las recientes depreciaciones de las monedas emergentes.

En este contexto de aumento del riesgo para las empresas, Coface está rebajando un nivel las evaluaciones de varios países emergentes que ya estaban bajo vigilancia negativa. Éstos incluyen:

  • Argelia (B) y Gabón (C),debido a los bajos precios de los hidrocarburos.
  • Sudáfrica (B),afectado negativamente por el lento crecimiento y las crecientes tensiones sociales.
  • Tanzania (C) y Madagascar (D),donde el crecimiento se ve limitado por la incertidumbre política.

[1]El índice de riesgo político de Coface combina dos tipos de indicadores: las presiones de los cambios (la inflación, el desempleo, el control de la corrupción, etc.) que miden la intensidad de la frustración socio-política en un país determinado y los instrumentos de cambio (la educación, las redes sociales, el porcentaje de jóvenes, el papel de la mujer, etc.), que captan la capacidad de estas sociedades para transformar la frustración en acciones políticas.

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