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31/05/2017
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De cara al Brexit ¿a las empresas británicas sólo les queda nadar o hundirse?

De cara al Brexit ¿a las empresas británicas sólo les queda nadar o hundirse?
  • Después del referéndum, las empresas han probado su resiliencia, pero se comienza a observar un declive en las inversiones
  • La baja en el crecimiento (1.4% en 2017 y 1.2% en 2018) conducirá a un aumento en el número de quiebras, de 8.7%1 y 8%1 respectivamente
  • Se prevé que la baja en los flujos migratorios con la Unión Europea tendrá un impacto negativo sobre el crecimiento en Reino Unido de 0.3 puntos para un "Brexit simple" y arriba de 0.6 puntos para un "Brexit complicado"
  • Los negocios podrían verse como menos atractivos, pero el país aún ofrecerá ventajas significativas para los ojos de los inversionistas
Pese a la resiliencia de la economía de Reino Unido, se desarrollará entre las empresas una actitud expectante que se intensificará durante la fase de negociaciones.

 

A un año del voto para dejar la Unión Europea, las empresas en el Reino Unido están mostrando resiliencia, fortalecidas por el consumo doméstico (arriba de 2.6% en 2016), condiciones de crédito favorables y la dinámica de la demanda a nivel mundial. En el último trimestre de 2016, las utilidades de las compañías totalizaron 105 mil millones de libras esterlinas, un nivel jamás registrado. La confianza aumentó significativamente, en especial entre las PYME’s, después de una caída como consecuencia del referéndum. La pronunciada caída de la libra, la cual es el signo más visible de un inminente Brexit, explica la fortaleza de las exportaciones, aún si los beneficios de la competitividad en los precios permanece limitada.

 

Aunque existen las condiciones económicas favorables y las altas utilidades para las empresas, las incertidumbres sobre las negociaciones entre Reino Unido y la Unión Europea, ya están causando disminuciones en las inversiones (8.8% del PIB en 2016, el más bajo desde la crisis económica). Se espera que se intensifique en el proceso del periodo previo a abril de 2019. Los sectores donde las inversiones son las más cuantiosas, como metalúrgico, automotor y construcción, son los que tienen la mayor probabilidad de ser golpeados más duramente.

 

Esta fase de negociación, probará la actual fortaleza de las empresas. Desde 2017, la desaceleración en el consumo doméstico, debido a las crecientes presiones inflacionarias, debilitarán el sector de ventas al por menor (colocado a la baja en marzo de 2017 por Coface de “riesgo medio” a “alto riesgo”). Esto también pondrá presión sobre el sector automotor, aunque en menor medida, ya que se verá fortalecido por la demanda externa. Adicionalmente, se espera que las utilidades de las empresas muestren un descenso gradual, dado a la alza en los costos causados por la depreciación en el tipo de cambio. Dentro de este contexto, Coface prevé que las quiebras de compañías pudieran subir hasta 8.7%[1] en 2017 y 8%1 en 2018, debido en gran parte a la baja en el crecimiento, el cual podría alcanzar 1.4% en 2017 y 1.2% en 2018.

 

Enfrentando bajas en la atracción, comercio más restrictivo y las políticas de migración, las empresas de Reino Unido se adaptarán a un nuevo campo de juego

 

Cuando el Reino Unido deje la Unión Europea en la primavera de 2019, el choque proteccionista tendrá un impacto significativo en la política comercial. Esto será especialmente si existe un “Brexit complicado” (con un regreso a las reglas de la Organización Mundial de Comercio), debido al incremento en las barreras arancelarias y las no arancelarias. De acuerdo a la Organización para la Cooperación de Desarrollo Económicos (OCDE), la pérdida en el PIB para 2030 podría ser de cerca de 7.5%, vs. 5% de un “Brexit simple”.

 

El choque comercial podría estar acompañado por la falta de mano de obra en algunos sectores, seguido de la introducción de una política de inmigración restrictiva. En el caso de un “Brexit simple” (el principal escenario para Coface), una caída de un tercio en los flujos migratorios europeos podría resultar en una potencial pérdida del crecimiento de 0.3 puntos del PIB en 2019, casi tan grande como un choque de proteccionismo en un escenario similar. Esta pérdida podría subir hasta 0.6 puntos en un escenario extremo, con una fuerte reducción en la inmigración neta de dos tercios. Los sectores que emplean un gran número de inmigrantes calificados de la Unión Europea; como los de manufactura, ventas al por mayor y al por menor, transporte, comunicaciones y servicios financieros, podrían ser los más altamente afectados.

 

Independientemente si el Brexit es simple o complicado, serán sin duda afectados los atractivos del país para los inversionistas, con la inversión extranjera directa (IED) cayendo en un 22%[2]. El Reino Unido actualmente es el principal destino europeo para la IED, principalmente en los sectores financiero, información y comunicación, seguido por el de transportes y logística. El Brexit significa un impacto negativo en la inversión en las empresas y en la acumulación de la capitalización bursátil, con reducciones consecuentes en innovación e investigación y desarrollo.

 

Las empresas británicas, las cuales tienen dos años para prepararse para dejar la Unión Europea, tendrán que ajustar sus estrategias.  Algunas de las empresas más frágiles y pequeñas podrían desaparecer; o tener una transformación del modelo de sus negocios para desarrollar su resiliencia. Otras podrían necesitar ajustar sus estrategias sectoriales y geográficas, como reubicarse en Alemania, Francia, Irlanda u Holanda. Sin embargo, el Brexit no compromete completamente el atractivo estructural de Reino Unido, el cual conservará la mayor parte de sus ventajas.  Para las empresas, estos beneficios incluyen transparencia, buen gobierno, un clima de negocios amigable y diversificación, mercado laboral flexible. El Brexit tampoco niega el aliciente del sistema fiscal, y el hecho de que debería ser todavía más atractivo, con una tasa de interés del 20% a principios de 2017 para fijarse a la baja hasta 17% en 2020.

[1] Estas estimaciones se realizan por el ajuste del modelo por una alza excepcional en quiebras de negocios que ocurrieron en el último trimestre de  2016, debido a un cambio regulatorio (1,796 casos). Sin este ajuste, las quiebras de negocios presentarían una caída de 2.7% en 2017y un incremento de 8.8% en 2018.

 

[2] De acuerdo con el estudio de R. Bruno, N. Campos, S. Estrin y M. Tian,  Gravitando hacia Europa: Un análisis econométrico de los efectos de IED de los miembros de la Unión Europea”, 2016

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