Holanda: ¿Cuál es el secreto del comercio holandés?
El aumento del proteccionismo en China y en Estados Unidos, el Brexit, la contracción del comercio mundial… a pesar de todas las incertidumbres en el horizonte, la economía holandesa permanece sorprendentemente boyante.
Tradicional potencia marítima y económica mundial en el siglo XVII, Holanda continúa siendo un actor esencial del comercio mundial. En 2018, fue el sexto exportador mundial de mercancías y, en 2015, teniendo en cuenta sus exportaciones relativas al PIB, el tercero (justo por detrás de Irlanda y Suiza).
Sin embargo, los tiempos han cambiado: el entorno económico mundial es menos favorable y el comercio global ha perdido su impulso. Coface prevé una caída del volumen del comercio mundial de 0,8% en el transcurso de 2019.
¿Qué puede suponer esta desaceleración del comercio mundial para el puerto más grande de Europa?
Una posición privilegiada en Europa
En 2018, el comercio exterior (exportaciones e importaciones de bienes y servicios) representó el 161% del PIB en Holanda, frente al 50% en Alemania. Con los puertos marítimos de Rotterdam, Ámsterdam, Moerdijk, Terneuzen y sus numerosos aeropuertos internacionales, Holanda está especialmente bien provista y constituye una plataforma logística imprescindible en el corazón de Europa.
En un contexto comercial global que se contrae, las exportaciones holandesas parecen continuar desarrollándose a tasas de crecimiento interanuales relativamente elevadas en comparación con otros países. En parte, esto se debe a que los precios del petróleo aún se mantienen a un nivel alto, dado que el petróleo bruto y el gas representan una parte importante de las exportaciones producidas en el país, pero también al hecho de que la competitividad de los precios se ha incrementado en los últimos años. Por su parte, los costes laborales descendieron sensiblemente en 2014 y, desde entonces, se mantienen estables.
El efecto Rotterdam
Debido a la situación geográfica privilegiada de Holanda y a sus infraestructuras competitivas, numerosas mercancías pasan por Holanda. La “re-exportación” de mercancías forma parte del balance comercial holandés. Si bien el valor añadido de estas exportaciones es muy bajo, su volumen tiene un gran impacto en las estadísticas comerciales – lo que se conoce como el “Efecto Rotterdam”. En 2016, las exportaciones totales alcanzaron los 432.500 millones de euros, de los cuales 189.100 (en torno al 44%) provenían de las re-exportaciones. Esto significa que el superávit comercial de 52.100 millones de euros, hubiera sido 20.000 millones inferior sin las re-exportaciones y las importaciones.
Nuevos y viejos obstáculos acechan en el horizonte
Consecuentemente, Holanda es la puerta de acceso para el comercio de bienes a Europa, especialmente aquellos que provienen de Estados Unidos y China. Los efectos de la nueva política comercial americana ya se perciben, con una desaceleración de las exportaciones holandesas hacia Europa desde diciembre de 2018. Los potenciales derechos de aduana americanos sobre los automóviles europeos representan también una amenaza inminente para los Países Bajos.
Pero la amenaza de los aranceles aduaneros americanos es insignificante en comparación con los potenciales impactos de un Brexit “sin acuerdo”. Según CBS y la OCDE, en 2018, las empresas holandesas obtuvieron un beneficio de 25.500 millones de euros de las exportaciones de bienes y servicios a Reino Unido (3,3% del PIB holandés), lo que posiciona al Reino Unido como el segundo socio comercial más importante (después de Alemania) en términos de valor añadido. Y aunque Reino Unido aún no ha salido de la Unión Europea, los efectos del Brexit ya se evidencian, con una caída de la libra que hace que los productos holandeses sean muy caros para los británicos, reduciendo, consecuentemente, su competitividad.
¿Qué futuro le espera a la dinámica holandesa?
El aperturismo de Holanda la hace muy vulnerable a los movimientos comerciales, pero a la vez le permite adaptar rápidamente sus lazos comerciales.
Una desaceleración del comercio mundial no afectará necesariamente a los datos holandeses de las exportaciones sustentadas por el efecto Rotterdam, debido además a la creciente independencia de la producción y del comercio en Europa. El consumo y la inversión privadas son ahora los principales motores del comercio holandés, de tal manera que la economía holandesa puede crecer incluso si el comercio mundial se debilita.
Consecuentemente, a pesar de las dificultades del entorno comercial mundial, Coface aún prevé un crecimiento de la economía holandesa de 1,7 % y 1,5 % en 2019 y 2020 respectivamente, en línea con la tasa media de crecimiento de la última década.